Nacida en un pueblo minero cercano a Johanesburgo, su padre era un joyero judío emigrado de Europa y su madre una londinense exiliada también en Sudáfrica. Decía Nadine Gordimer que su amor por la literatura nació gracias a la biblioteca de su pueblo, Spring, porque no podía hacer gran cosa para divertirse a parte de ir a la biblioteca. Durante varios años la educaron en casa y después fue a un colegio católico (a pesar de que su familia era judía). Su madre, estaba concienciada sobre las desigualdades entre negros y blancos y fundó una escuela-enfermería para niños negros sin recursos. Cuando todavía era pequeña la policía entró en su casa para registrar la habitación de una criada negra de sus padres, para ver si la mujer tenía alcohol (lo que estaba prohibido a los negros), lo que más indignó a la escritora fue que ni siquiera pidieron permiso para entrar en la habitación de la mujer.
Comenzó a escribir muy joven y con 16 años le publicaron su primer relato en una revista para adultos. Estudió (no muy brillantemente ) en la universidad de Witwatersrand, no terminó la carrera y se mudó a Johannesgurgo donde se casó por primera vez con un dentista y tuvo a su primera hija. Se divorciaría tres años después. En 1951 le publicó un relato en la famosísima revista New Yorker. En 1954 contrajo segundas nupcias con Reinhold Cassirer, un marchante de arte con quien pasó el resto de su vida y con quien tendría a su segundo hijo.
Durante toda su vida escribió sobre la sociedad que la rodeaba, primero sobre el apartheid, lo que le valió numerosas críticas en Sudáfrica y por supuesto que censurasen algunos de sus libros como Mundo extraño, La hija de Burger y La gente de July. Cuando el apartheid desapareció ella continuó dando cuenta del mundo que le rodeaba, vislumbrando la enorme brecha social que existe en su país y criticando a los políticos que han contribuido a corromper la sociedad.
Amiga de los abogados que llevaron la defensa de Nelson Mandela, en el juicio en el que fue condenado a cadena perpetua, Braum Fischer y George Bizos, se dice que contribuyó a la elaboración del discurso que Nelson Mandela haría para defenderse de la acusación de pena de muerte y que finalmente fue reconducida a una cadena perpetua. Gordimer fue miembro del Congreso Nacional Africano (ANC) mientras esa organización política era ilegal. Como ves resulta casi imposible desvincular su compromiso político de su literatura, por estar inmersa en la sociedad en la que vivió. Para Nadine Gordimer la novela y el relato corto eran instrumentos para penetrar en la sociedad que se defiende contra el escrutinio, se oculta en la censura y la hipocresía.
La propia Gordimer decía que el momento de su vida del que se sentía más orgullosa no había sido el Premio Nobel, sino su declaración testifical en el juicio de Delmas en 1986, en el que contribuyó a salvar la vida de veintidós miembros del Congreso Nacional Africano, tan comprometida estaba que entregó parte del premio Nobel al Congreso de Escritores Sudafricanos (South African Congress of Writers).
El discurso que dio al recibir el Premio Nobel de Literatura se centra en la existencia de vínculos entre la creación literaria y la existencia, el compromiso del escritor, con él y con sus semejantes, la razón de escribir y la fidelidad del que escribe a sus principios contra toda forma de autoritarismo.
A pesar de que durante los años ochenta la vida en Sudáfrica no era fácil, y que la amenaza de una guerra civil era constante, decidió permanecer viviendo en Johanesburgo con su esposo y cuando le preguntaban si no tenía miedo de que unos negros la matasen, respondía que si acaso era así la responsabilidad sería del sistema del apartheid, no de las personas que hubieran cometido el crimen. Gordimer se convirtió en un símbolo de la sociedad sudafricana, hasta el punto de que cuando Nelson Mandela salió de la cárcel fue una de las primeras personalidades con las que quiso entrevistarse.
Podíamos pensar que su carrera literaria terminó con el apartheid pero no fue así,sino que también reflejó la dolorosa transición del racismo opresivo a la turbulenta democracia nacida en Sudáfrica. Criticó la codicia, la corrupción, la brecha social surgida de una sociedad que ha sido desigual durante mucho tiempo. Criticó al presidente sudafricano, Jacob Zuma, cuando pretendió reinstaurar un régimen de censura, limitando la publicación de información que el gobierno considerase sensible. Nadine Gordimer falleció en su casa de Johanesburgo el 13 de julio de 2014.
Cuando en una entrevista realizada por el periódico El País, poco antes de su muerte, le preguntaron cómo esperaba ser recordada respondió «Jamás pienso en ello. Me gustaría que mis libros continúen leyéndose, aunque ¡cuántos autores han sido olvidados!”. Yo también quiero leerla me he apuntado varios libros para este verano: El conservador, La hija de Bugler o La gente de Julie, Mejor hoy que mañana o El último mundo burgués, Si has leído alguno me gustaría conocer tu opinión para decidirme, porque se me acumulan los libros y el cerro de lecturas pendientes parece una montaña y cada vez se me hace más cuesta arriba. Hay tantas cosas por leer interesantes y tan poquito tiempo…
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Feliz semana.
Montse
3 abril, 2018No sabía nada de esta premio Nobel. Seguro que su literatura es muy interesante y muy ilustrativa de lo que fue el espanto del apartheid. Me lo apunto. Mil gracias por presentármela!
Anabel
3 abril, 2018Querida Montse:
Gracias a ti por comentar. Me alegra muchísimo que te haya interesado. Un abrazo fuerte