Antes de continuar escribiendo quiero dar las gracias a Gabriel Ramírez que me dio la oportunidad de colaborar con esta publicación y también a vosotros los lectores, que para mí continuáis siendo, en muchos casos, anónimos, pero sé que estáis ahí y sois la causa última de que me enfrasque buscando libros, documentos, fotografías un fin de semana sí y otro, también. Gracias por vuestra atención. Los escritores (los artistas en general) somos muy exigentes con el público, queremos algo tan caro y precioso como vuestra atención. La queremos de forma plena y activa, no nos conformamos con cualquier cosa. También queremos vuestro tiempo y cariño (ahí es nada). No sé, visto así me parece que somos un poco caprichosos, exigentes e inflexibles con nuestros lectores y no os merecéis eso. Cada uno de nuestros textos esconde (o directamente pide): ¡Léeme! ¡Regálame tu tiempo! ¡Dame un like! ¡Coméntame! Por este motivo quiero daros una vez más las gracias por leer, por estar ahí, por compartir. Especialmente quiero agradecer a los profesores que se llevan los artículos a clase para comentar con sus alumnos adolescentes y a los alumnos que no toman represalias contra mí después de leerlos. Gracias infinitas a todos.
Continuar leyendo este artículo en Aladar, la revista de Cultura de «El Correo de Andalucía«.