Comencé a leer «La verdad sobre el caso de Harry Quebert» porque mi marido me lo pidió, aunque él venía refunfuñando desde su inicio. Quería que lo leyese, porque, según él, de lo malo también se aprende y se disfruta. Le dije que como no me gustase me iba a tener que invitar a cenar los dos solos y aceptó.
Un brevísimo resumen de la trama de la novela, escrita por Jöel Dicker: el famoso escritor Marcus Goldman está sumergido en una crisis literaria. Como último remedio acude a quien fuera su mentor en la Universidad, Harry Quebert, escritor cumbre de las letras norteamericanas. Se entera entonces de que, hace treinta y tres años, su amigo tuvo una relación amorosa con una niña de quince, Nola Kellergan que desapareció sin dejar rastro. Meses después recibe una llamada de su amigo, en la que le comunica que ha sido detenido tras aparecer en su jardín los restos de Nola Kellergan y ha sido acusado de su muerte. Marcus se embarca en una investigación para exculpar a Harry Quebert del asesinato.
El resultado… en una semana o menos me he metido entre pecho y espalda una novela que no me ha gustado. Diré que es irregular (no mala) por dos motivos básicamente:
- Creo que el trabajo de un escritor es duro, esforzado y merece respeto.
- Porque gracias a ella voy a ir a cenar con mi marido sin niñas, en algún sitio tranquilo.
No me ha gustado por muchas razones, que pretendo razonar para no sonar como un ogro contrario a los best-sellers (no lo soy):
- Los personajes, en general, resultan, planos, huecos. Pero algunos son tan tópicos que se convierten en caricaturas, por ejemplo: la madre de Marcus Goldman, el abogado de Harry Quebert (sólo piensa en el dinero y la fama y blablabla), el editor… Creo que si el personaje de la madre no hubiera aparecido en la novela, no se habría perdido gran cosa, pero es mi opinión. Eso por no hablar del propio Harry Quebert embobaliconado con Nola que debería ser enjuiciado por patético y no por el crimen (¿Nola o Lola?, ¿un homenaje encubierto a «Lolita» de Navokov?)
- La historia de amor es poco creíble y no porque se trate de una chica de quince años y un escritor de treinta y cuatro. No tiene ni pies ni cabeza, ese enamoramiento tan profundo tras verse medio minuto en la playa. Claro que ella es una rubia de pelo largo que ondea al viento y yo no y él un escritor formidable (los que la hayan leído entenderán el guiño). Debe ser eso lo que provoca tanto amor que no percibí.
- Los diálogos son, en algunos casos, completamente absurdos (las conversaciones madre e hijo por teléfono) y en otros dignos de un culebrón. Dan ganas de llorar y no porque conmuevan. Pero es que, además, parece que hay un problema en cuanto a la traducción o algo no cuadra, porque no se comprende que personajes con una familiaridad máxima (Quebert, Nola, Marcus…) se traten de usted, mucho menos en las escenas amorosas.
- El autor abusa de los giros de la trama hasta el punto de que se convierten en auténticas trampas. Eso es algo que me ha fastidiado siempre mucho y no voy a cambiar con la edad, me parecen poco respetuosas con el lector. Este libro abusa de los giros, buscando causar una constante sorpresa que nos indique lo listo e ingenioso que es el escritor. Por supuesto, personajes de relevancia para la resolución de la novela, permanecen como secundarios sin llegar a desarrollar su potencial (criminal o artístico) que se oculta hasta el final. Eso para mí es trampa.
- También falla desde mi punto de vista algo esencia. La trama de la novela se encuentra muy vinculada al libro que había escrito Harry Quebert, «Los orígenes del mal» que supuestamente es una novela de amor que ha conseguido llegar a la cumbre de la literatura norteamericana. Pues bien, de lo poco que se muestra del libro da la sensación de que se tratase de unas cartas entre dos enamorados, y que en ningún momento permite vislumbrar brillantez en la supuesta obra maestra.
Seguro que muchos piensan: algo tendrá el libro cuando viene tan avalado. Pues sí, algo tiene a su favor:
- Se lee muy fácilmente; ya os he dicho que me la he leído en una semana (tal vez menos)
- Hay personas a las que les encantan las tramas enrevesadas y desde luego esta la tiene.
- Los supuestos consejos literarios y vitales de Harry Quebert a Marcus Goldman, expresan muy bien lo que es el espíritu no sé si de la escritura o del best-seller. Son interesantes.
- Hay algunos fragmentos del texto que sí confieren humanidad a los personajes. Son escasos y encantadores.
- Nos ha dado mucho de que hablar en familia, lo reconozco.
Algo muy particular que a mí me ha gustado, son dos menciones a los Rosemberg, matrimonio de norteamericanos comunistas, ajusticiados en los años cincuenta por un supuesto delito de espionaje a los Estados Unidos. De ellos ya hablé en una entrada hace tiempo y volveré a hacerlo pronto, a través de una novela fabulosa (esa sí lo es) » El libro de Daniel» de E.L. Doctorow.
Conclusión: cariño, me debes una cena.
rafa
27 diciembre, 2017hola anabel, pues sí acabo de acabar el libro que lo he leído más que nada por la curiosidad de que había vendido 2 millones de copias y estoy perplejo porque el libro es malo, malo. vamos, malo con ganas. coincido en casi todo lo que comentas, salvo lo de que se lee fácilmente, sobre todo el comienzo ya que además qué importa para lo demás. nunca había visto un libro famoso con personajes tan planos… el propio marcus no se ni cómo es realmente. tenía la sensación de todos hablaban igual, hombres, mujeres, universitarios o el de los carros del super. yo creo que más que nada lo he terminado para ver si entendía el porqué de 2 millones de copias, pero vamos que no lo pillo. al menos esto me anima a terminar mi libro, que hace un año que lo tengo a medias…
Anabel
29 diciembre, 2017Hola Rafa,
En primer lugar, mucho ánimo con el libro y no lo dejes a medias, trabájalo que seguro que merece la pena. En segundo lugar, me alegro que coincidamos. No suelo hacer críticas negativas de un libro, pero es que este me parecía malo, malo, malo, pero creo que somos una minoría los que lo vemos así. Yo tampoco puedo explicarme que este bodrio haya vendido 2 millones de libros. No sé si como dicen algunos es una crítica irónica a los bestsellers, yo pienso que es malo y punto. Un abrazo, espero que sigamos leyéndonos. Feliz año nuevo