Hoy tengo la enorme suerte de entrevistarlo en el blog porque recientemente ha publicado su novela corta «Planes para no estar muerto» con la Editorial Regional de Extremadura, una novela breve (apenas ochenta páginas), publicada en la colección «La Gaveta», que se ha hecho de rogar (a causa de su perfeccionismo diga) y que te va a entusiasmar, como lo ha hecho con todos los lectores que han tenido la ocasión de acercarse a ella. No me enrollo más y te dejo la entrevista (sí, te vas reir y sí, te va a enganchar. No necesito insistir)
En 2008 publicaste tu novela “La importancia de que las abejas bailen”, con Algaida, que además mereció el XXVI premio Felipe Trigo de Narración Corta. ¿Por qué has dejado pasar ocho años entre una y otra?
Siempre digo que lo que me gusta es contar historias, sin importarme el formato o el soporte. Y entre una novela y otra he seguido escribiendo, pero guiones. En estos años he terminado varios guiones de ficción y de documentales que me han hecho no sentir la necesidad de ponerme con una nueva novela.
De donde surge la idea para escribir “Planes para no estar muerto”, cuándo y cómo encontraste la chispa.
Tengo una novela guardada en la que había dos personajes que me apetecía rescatar y darles una oportunidad. Por entonces había terminado el guion del cortometraje “13 segundos” (una historia sobre la pérdida de recuerdos) y tenía ganas de escribir algo sobre reencuentros, volver al lugar del que uno se marchó buscando lo que se recuerda. Esa sensación de llegar a la que fue tu casa después de muchos años de ausencia y encontrar que todo es lo mismo, pero nada es igual. Y pensé: ¿y si te marchas y descubres que nunca podrás volver al sitio de partida, a tus orígenes? Y ahí comenzó todo.
¿De cuál de las fases de trabajo de la novela: documentación, escritura o corrección disfrutas más?
En ese orden. El proceso de documentación posiblemente es el que más me motiva. Me ayuda a ordenar la historia en la cabeza, a armarla y hacerla crecer. Me divierte. Llevarla al papel es una fase agridulce, un reto que a veces sale mejor de lo que esperabas y otras no tiene nada que ver con lo que imaginabas. En cuanto a la corrección, me desespera (o me aterra) releer lo que he escrito. Tengo un problema y es que nunca estoy satisfecho cuando releo. Es la fase en la que descubres que lo que escribiste no es ni remotamente parecido a lo que pensabas que habías escrito.
Por desgracia escribo cuando puedo, cuando tengo tiempo. No soy constante. Y sí, tengo una costumbre que se ha terminado convirtiendo en una necesidad. Con cada historia que escribo construyo una banda sonora. Suelo elegir canciones que reflejen el estado de ánimo del personaje o el ambiente en el que transcurre la historia. Antes de comenzar a escribir escucho la canción elegida, me ayuda a meterme en la historia y, curiosamente, a escribir más rápido. Es algo que también utilizo con los actores cuando trabajo un guion antes del rodaje, porque me parece que van a entender mejor qué es lo que quiero.
¿Tienes un lugar propio donde escribir?
Escribo en cualquier lugar. Suelo tomar notas en cualquier sitio, apuntar frases, hacer esquemas en papeles… Pero luego tengo que sentarme y encerrarme en el despacho con tranquilidad para poder ordenarlo todo.
¿Lo tienes todo planificado a la hora de ponerte a escribir o te dejas llevar?
Tengo que saber cómo empieza y termina la historia que quiero contar. Para mí es fundamental, necesito un punto de partida y uno de llegada, a partir de ahí, el recorrido puedo hacerlo de distintas formas.
Totalmente. Pero creo que es el resultado de un proceso largo en el que supongo que ha influido la escritura de guiones y la realización de ficción y documentales. “Planes” ha sido un experimento, un juego en el que he intentado decir muchas cosas con el menor número de palabras. Un ejercicio de poda de todo lo que sobraba o me molestaba. Cuando terminé la novela no tenía la seguridad de que hubiera salido bien, tenía mis dudas. Tuve que dejarla reposar en un cajón mucho tiempo hasta que volví a retomarla y finalmente decidí no tocar nada.
De qué trata… cuéntanos un poquito.
El personaje principal, Ache, es un joven de origen chino que escribe listas de cosas por hacer para los que temen morir. En el lugar del que procede los ancianos aseguran que la muerte se lleva a los que olvidan que tienen cosas pendientes. Un día un anciano le encarga un trabajo: fabricar planes para que la niña-gato no pierda la cara.
A finales de la década de los 50 el Gobierno chino puso en marcha una serie de planes para el desarrollo industrial que hicieron que millones de personas abandonaran el campo. Se dejó de producir y comenzó un periodo de hambruna que acabó con la muerte de millones de personas. Muchos tuvieron que huir desesperadamente del país asiático. Los personajes de “Planes para no estar muerto” son la consecuencia de aquellas decisiones.
Crees que el futuro de la literatura se encuentra en la novela corta (o en el relato largo) o eres de los que piensa que el tamaño no importa.
Fíjate que en España teníamos una importante tradición en novela corta desde el Siglo de Oro, algo que creo se fue perdiendo con el tiempo. En España es más complicado editar una novela corta que una larga, aunque hay algunas editoriales que apuestan por ellas. Yo soy un enamorado de la novela corta. Me parece complicado escribir una buena historia que enganche al lector en pocas páginas, pero, además, creo que con el poco tiempo de ocio del que se dispone actualmente, una novela corta te permite empezar y terminar una historia de forma rápida. A mí me desespera muchas veces tener que leer una novela poco a poco porque no tengo tiempo suficiente para dedicárselo. Dicho esto, me encantan las buenas novelas largas.
Creo que ninguno de los personajes que he creado se parece a mí, aunque tienen muchas cosas mías. Pero no soy consciente de ello cuando escribo. Uno crea los personajes y va añadiendo cosas hasta conformarlos y adaptarlos a lo que se quiere contar.
Produces programas para televisión, realizas cortometrajes y documentales. ¿Te ayuda tu faceta más visual a la hora de abordar el proceso de escritura?
Me ayuda y está presente de muchas formas. Son dos procesos totalmente distintos, pero pueden complementarse y me gusta jugar con ello. La escritura del guion es muy diferente a la de la narración. En el guion se prescinde de todo para contar la historia en frases cortas, algo que he aplicado en “Planes para no estar muerto”. En cuanto a la parte visual, muchas veces me pregunto dónde pondría la cámara para contar lo que estoy escribiendo. En la anterior novela, “La importancia de que las abejas bailen”, comencé todos los capítulos como un plano secuencia rodado con grúa, partiendo desde una foto en primer plano hasta ver todo lo que había en la escena.
¿Crees que es más complicado publicar siendo hombre o mujer, o da exactamente igual?
Aunque la diferencia se ha reducido en las últimas décadas, todavía es más del doble el número de hombres que publica. Además, la cifra de libros reseñados de autores triplica a la de autoras, algo que también ocurre en los premios literarios, en los que el número de ganadores masculinos supera con creces al femenino. Pero si preguntamos a las editoriales te encontrarás con que son muchos más los manuscritos que reciben de hombres que de mujeres, al contrario que en la autoedición, en la que la mayoría de libros están escritos por mujeres.
Siguen existiendo barreras para la mujer y muchas de ellas empiezan en las editoriales y terminan en los lectores. Curiosamente, los géneros en los que arrasan las escritoras son los de novela juvenil y de amor, mientras que los hombres copan el resto. ¿Seguimos pensando al editar y al comprar que hay géneros que los escriben mejor los hombres o las mujeres? Es absurdo.
¿Qué pregunta no te han hecho hasta el momento y te gustaría que te hicieran? Háztela y responde.
¿Con leche o solo?
Con leche
Es que necesito un café.
¿Qué estás leyendo ahora?, ¿Qué tipo de lector eres? (compulsivo, lento, obsesivo…), ¿tienes algún género favorito?
He sido jurado en el Premio Felipe Trigo, en el que nos hemos tenido que leer 22 novelas en poco más de un mes… Así que ahora estoy “descansando” con una novela gráfica: El ala rota, de Antonio Altarriba y Kim. Y me están esperando unas cuantas más. Soy un apasionado de la novela gráfica, a la que, por desgracia, llegué muy tarde.
Recomiéndame dos libros para los lectores del blog: uno de adultos y otro para niños.
Uno de los que más me ha marcado en estos últimos años a la hora de escribir es La transmigración de los cuerpos, de Yuri Herrera, editado por Periférica (soy un fan incondicional de Periférica), en el que se aborda una historia de respeto a la muerte, a la familia, a la vida con un enfoque cautivador. Para niños, algo mayores, una novela gráfica que me cambió la forma de ver este género, Maus, de Art Spiegelman, la biografía de un judío polaco superviviente en los campos nazis contada a través de su hijo, el propio autor de la obra.Y para pequeños, Donde viven los monstruos, un precioso texto con ilustraciones de Maurice Sendak.
Posiblemente no sean los mejores libros que he leído, pero sí me han marcado de una forma que no hicieron otros.
Una muda.
Una serie de la HBO.
Cualquier cosa para leer (es para ir al baño).
Se supone que me rescatan, ¿no?…
Y hasta aquí llega la entrevista con Diego González.. Si quieres encontrarlo, puedes hacerlo en las redes sociales, en facebook y twitter. Te dejo con la intriga de saber si lo rescatan de la isla desierta (no sé para qué necesita una muda). Con esa incertidumbre y la certeza de que «Planes para no estar muerto» es una novela breve que merece la pena buscar estas navidades, una historia original y un planteamiento diferente. No digas que no te avisé y pídesela a los Reyes Magos (o a Papa Noel) . ¡Felices Fiestas!
P.D. La que avisa no es traidora y en una semana se ha agotado la primera edición del libro. Vais a tener que esperar un poco si queréis haceros con él.