Con once años y medio tuve mi primera menstruación. Fue demasiado pronto, pero no hay manera de reclamar a la genética las putadas que te hace a lo largo de la vida.
Se acercaba la festividad del Pilar y yo estrenaba una falda blanca de rayas verticales naranjas, suaves. Iba a salir de casa cuando mi madre se dio cuenta de que en la parte de atrás tenía una mancha marrón y tiró de mí hacia atrás. No pisé la calle esta tarde, no me quedaron ganas. No recuerdo mucho más, salvo que las compresas eran demasiado gruesas (un dedo más o menos). Me sorprendió que mi madre tuviese compresas porque ¿quién va a querer tener eso en casa?, ¿en serio mamá?, ¿dónde lo habías guardado? (más…)