Las palabras son nuestra guía
Los abogados y los escritores necesitamos de las palabras tanto como del agua de mayo. Son nuestra forma de expresión y nos hacen ser lo que somos. Dependiendo de como las empleemos llegaremos o no a nuestro público. Con una materia tan etérea creamos tramas, ciudades, personajes, dotamos de vida un mundo entero.
Es cierto que los abogados necesitamos una gran carga de prueba adicional, pero si nuestros escritos están bien ordenados ganamos mucho a la hora de que nos presten atención en los Juzgados.

Nuestro enemigo es el anonimato.
Alguno dirá que no, que el enemigo de los escritores es la piratería…vale, es cierto. Sin embargo si no te conoce nadie es complicadísimo que vayan a piratearte. La falta de visibilidad, de prestigio, de nombre, el hecho de ser una sombra nos perjudica más que cualquier acto de piratería.
Señoras y señores (abogados y escritores) salgamos del anonimato, empleemos todas nuestras armas para hacernos un nombre. Las redes sociales nos brindan una oportunidad para hacerlo, para llegar a lugares donde no habíamos soñado llegar. Ser visibles, ser conocidos ese debe ser nuestro objetivo.
Hazte ver, emplea el marketing. De eso saben mucho Ana González Duque o Neus Arqués.
Si después tenemos que eliminar piratas los despacharemos a gusto, pero lo primero es lo primero.
Necesitamos ser resilentes.
Recuerdas que cuando te hablé de las cosas que tenían en común Lobezno y los escritores, mencioné la resilencia. Esa capacidad de reponerse a los altibajos, a las negativas de los editores, a las malas críticas… no es sólo imprescindible para los escritores. Los abogados también debemos tenerla porque vendrán días terribles en los que tengas que dar malas noticias y después de hacerlo tendrás que recomponerte y continuar luchando.
Luchar, escribir, acudir a los tribunales, todo forma parte de una cadena en el que la maleabilidad es fundamental. Be water my friend, adáptate a lo que venga, a los golpes, también.

Son carreras en las que nunca terminas de aprender.
Tachánnnn, una mala noticia (o no) nunca, nunca, nunca vas a terminar de aprender. Por muy buen escritor que te creas que eres (y posiblemente lo seas), siempre hay algo nuevo. Tienes que leer, leer, y leer. Saca todo el jugo que puedas. Puedes aprender de la buena y de la mala literatura, puedes aprender absolutamente de todo.
Los abogados lo tenemos claro, el derecho que existía cuando aprobé los exámenes de Derecho, ha cambiado. No nos queda más remedio que estudiar las nuevas leyes, procedimientos y ser conscientes de lo que se nos viene encima. El reciclaje forma parte de nuestras vidas.
Es imprescindible ser consciente de esto y aprovecharlo, verlo como una oportunidad. Acepta las críticas que se planteen y busca nuevas vías en las que continuar trabajando.
Podría enlazar este punto con otro imprescindible: sé un poquito humilde, pero no gilipollas. No tires tu trabajo por los suelos, ni permitas que otros lo hagan, pero tampoco te creas Cervantes (no lo eres porque sino estarías muerto y hecho trocitos en manos de unos antropólogos). Es un difícil equilibrio el que te propongo, lo sé.
Necesitas ser proactivo
Si pensabas que una editorial va a venir a cogerte en sus cálidos brazos y hacer todo por ti, estás equivocado. Lo mismo te digo si eres abogado y crees que vas a cumplir con tus clientes haciendo cuatro papeles.
¿Eres escritor? debes saber algo: tu libro te necesita a su lado. No necesita a un ser pasivo que se limite a escribir. Debes moverte (sin agobiar a nadie) y darlo a conocer para llegar a tu público (que sí, que está ahí, no lo dudes). Pero no seas cansino, no des todo el rato la murga con tu libro. Sabemos que te importa, pero es importante que sepas que hay algo más en el mundo. Planteate, ¿por mucho que de la lata en Twitter me van a hacer más caso?… te contesto: NO
Estimado abogado, sé que tus clientes te angustian (unos de forma involuntaria y otros no), que te quitan horas de sueño y que pagarías por perderlos de vista (a algunos sobre todo) pero es importante que te intereses por sus vidas, por saber si ese trabajo que has realizado con tanto esfuerzo da sus frutos. Tenemos que ir siempre un poco más allá.

Tienen un alto nivel de autoexigencia.
Los buenos abogados y escritores tienen un alto nivel de autoexigencia. Estudian, piensan, escriben, corrigen y afrontan cada reto como si fuera el último, el único, el más importante. Ya lo decía Roal Dahl cuando predicaba las cualidades de los escritores de ficción. A ninguno les va a reñir nadie si no escriben un día determinado.
Debo reconocer que ahí los escritores ganan, su nivel de exigencia es aún mayor. Aunque un abogado se bloquee un día determinado y nadie le vaya a decir nada, tiene clientes que le pueden dar una patada en el culo. Los escritores no tienen jefe (salvo que sean unos privilegiados) así que sólo depende de ellos escribir .
El sentido del humor es fundamental
También lo decía Roal Dahl, pero creo yo ampliaría en general al género humano. Sin de sentido del humor, sin capacidad de reinos de todo (de nosotros los primeros) no hay forma de disfrutar de la vida y mucho menos de vivirla.
Te dediques a lo que te dediques, emplea tu sentido del humor como arma frente a la realidad. Sobre todo a la que mancha.
¿Crees que tenemos más cosas en común? , ¿me dejé algo en el tintero? , espero tus palabras con ansia viva.
Miguel
21 marzo, 2017¡Pues sí! Hay muchos puntos en común, cierto, eso explica muchas cosas (buenas). Así, de forma naaadaaaaa interesada, también metería en el lote a los profesores… Muy interesantes los enlaces 🙂
¿Cómo que los abogados nunca han estado muy bien vistos? ¿Quién dice eso? Con la cantidad de series de TV chulas que hay de abogados, ¡será por algo! Desde fuera, es atractivo 🙂
Anabel
22 marzo, 2017Querido Miguel:
Debes ser uno de los pocos que mira a los abogados con buenos ojos y te lo agradezco, que conste. Y tienes razón que se podría meter en la lista a los profesores. Me alegra que te hayan resultado interesantes los enlaces. ¿Hago una entrada profesores-abogados? Eso podría dar mucho que hablar ¿eh? En fin que se me va la cabeza. Un besazo y gracias por comentar.
Margarita Hans
22 marzo, 2017Pues te digo que tienes toda la razón, madre mía, pues sí, es así, ja ja. Bueno, yo no me considero escritora todavía, sino en proceso de intentarlo, ja ja, pero la verdad es que tengo varios amigos abogados y tienen más sentido del humor que yo, al menos dos de ellos. Pero ahora en serio, en efecto, es como dices, nos parecemos más de lo que pensamos.
Un beso Anabel 😀
Anabel
22 marzo, 2017Margarita, ¿qué es eso de «en proceso de intentarlo»? puedes estar en proceso (que todo lleva su tiempo) pero de serlo sí o sí. No me provoques que me sacas la vena Mr. Wonderful y te empiezo a sacar positividad por los cuatro costados. Vas a ver que antes de lo que te imaginas tienes tu libro entre las manos y te preguntarás ¿hice yo esto Pues sí, claro que lo has escrito tú.
El sentido del humor es esencial para todos, sin él todo resulta más gris, más feo y a veces insufrible. Un beso apretado 🙂